¿Cuál es la diferencia entre traducción jurada y traducción jurídica? Lo descubrimos, así como su función y utilidad, con Reyes Álvarez-Linera Paredes, Traductora Jurado de inglés en Linera Traducciones.
Qué es una traducción jurada
Una traducción jurada es aquella que está firmada y sellada por un traductor jurado, es decir, un traductor nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, y eso le da validez oficial.
Para qué es necesaria una traducción jurada
Suelen ser necesarias para muchos trámites administrativos y legales. Por poner algunos ejemplos prácticos: convalidaciones de estudios (títulos y expedientes académicos, planes de estudios…), temas laborales (contratos de trabajo, certificados de antecedentes penales…), procedimientos judiciales (demandas, sentencias, apelaciones…), herencias (certificados de defunción, testamentos…), operaciones mercantiles (escrituras notariales, certificados del Registro Mercantil, acuerdos de fusión, cuentas anuales…), trámites médicos (informes, certificados de vacunación…), cualquier trámite que requiera certificados del Registro Civil (partidas de nacimiento, certificados de matrimonio, libros de familia…).
Que es la traducción jurídica
La traducción jurídica se refiere a una traducción de cualquier texto de naturaleza legal, como algunos de los mencionados arriba (contratos, demandas, sentencias, escrituras…), y puede ser jurada o no.
En cualquier caso, es importantísimo que la realice un traductor experto, porque suelen ser asuntos muy delicados y las consecuencias de un error de traducción pueden ser graves.
Por ejemplo, poniéndonos en lo peor, por culpa de una traducción inexperta, te desestiman una demanda, o se malogra una operación mercantil de tu empresa, o te haces una idea equivocada de las condiciones laborales que te están ofreciendo, o que te deniegan la nacionalidad o no reconocen tu estado civil.
Cómo se solicitan las traducciones jurídicas o juradas
Solicitarla es muy fácil y, en la mayoría de los casos, se puede hacer sin moverse de casa. Simplemente hay que enviar el documento en cuestión al traductor, escaneado con la mayor calidad posible para que se lean todos los sellos, anotaciones manuscritas, firmas, etc.
El traductor te pasa entonces un presupuesto y una fecha estimada de entrega y, si confirmas el encargo, puedes recibir la traducción por correo certificado o mensajero o recogerla en el despacho del traductor.
El precio y el plazo dependen siempre del número de palabras y, en algunos casos, del formato, porque el traductor intenta reproducirlo en la mayor medida posible.
También existe ahora la posibilidad de emitirla con firma electrónica; en este caso solo se emite un archivo PDF protegido que se envía por correo electrónico.